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EL MARGINAL

  • laballenaliterata
  • 16 feb 2021
  • 2 Min. de lectura

Marcos Bauzá, Las Talitas, Argentina


Te veo bailar breakdance y tiemblo.

Lucís la belleza de tu cuerpo

torneado

por las horas de danza.

En tus stories,

disfrutás la cadencia de una cumbia,

influido por el alcohol y la noche,

en una casa humilde del conurbano.


Exhibís orgulloso

los tatuajes y marcas sobre tu cuerpo

como gloriosas señales

de una vida

intensa

que se mece al ritmo de tus piernas,

mientras te movés

vigoroso

en la pista de baile

enseñando

la majestuosidad de tus dones.

Has muerto una y mil veces,

desafiando adversidades

y has renacido,

como un fénix.


Ahí, te veo

en los ojos de un niño

que balbucea tu nombre con ternura.

Sos actor de un relato

exquisito y marginal.

Sos único,

como el fernet Branca con Coca Cola

y la cantidad exacta de hielo

derritiéndose en una botella cortada,

sostenida

firme por tu mano.


Se derriten al calor de tu presencia,

el verano y el delirio.

Esta es la felicidad de las pequeñas cosas,

pensás.

¿No es cierto?


Disfrutaría muchísimo

escuchar en tu voz

algún poema de Borges.

Fiel a tus instintos,

recibís el emoji de una rosa.

Sonreís agradecido.


Te sigo y me seguís.

El tango necesita dos para bailar.

¿No es cierto?


La belleza de tu rostro

muestra la herida primordial

de aquellos hombres

que no temen al afecto

y pueden percibir el aroma

encendido

de un cigarrillo,

cuyo humo recuerda

al sudor de los cuerpos

entregados al instinto

animal / primigenio / excelso

de aquellos primeros acordes

erizando la piel

antes que cante Leo Mattioli.



Acerca del autor


Soy Marcos Bauzá, vivo en las afueras de Las Talitas (Tucumán). Mis amigos me dicen Marx. Tengo 40 años y alterno entre el mundo del arte contemporáneo y la poesía.

Me gusta el verde turquesa como el de los crayones, el Campari con jugo de naranja y el helado de chocolate amargo, maracuyá y quinotos al whisky.

La poesía vive en mí. Se manifiesta a través de diversas formas, voces y texturas. Es en el cotidiano donde cada una de esas voces se desliza para expresar una búsqueda.

Mi experiencia personal muestra matices donde el eros y el tánatos se cruzan a través del lenguaje de lo inefable. Es una forma de sublimar la experiencia humana.

Escribir poesía es arrojar molotovs en tiempos de crisis. Escribir poesía es una forma de resistencia ante lo establecido. No siempre hay amor o tristeza.

En mi poesía también convoco a la ironía y la comedia, porque reír es necesario para huir de la violencia del mundo. Somos el río, dirían Borges o Heráclito. Yo río. Yo lluevo. Yo me evaporo.


Twitter: @bauzamarcos

Instagram: @marxbauza

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