FRAGMENTACIÓN
Actualizado: 6 abr 2021
Flor Estrada, Mazatlán
Caminamos un día nublado por el sendero sinuoso hacia el mausoleo más recóndito del cementerio. Buscábamos el refugio perfecto para velar nuestros recuerdos y enterrarlos profundamente, donde ninguna palabra pudiera huir para estamparse en algún texto.
Transitábamos juntas, tomadas del brazo. Almas gemelas de vestiduras negras y zapatos de obsidiana. En mi mano izquierda llevaba flores secas que perfumaban los aires con ese exquisito olor a muerte vieja. Ella en su mano derecha portaba una cajita negra decorada con aquella calavera de ojos de rubíes y dientes de diamante, recuerdo que algún amor antiguo le obsequiara. De esta se escapaba una escarcha de estrellas rosas que señalaban el regreso con brillante tapiz.
Llegamos a aquel funesto mausoleo victoriano. Derruido por el paso del tiempo y del incendio que sus paredes revelaban. Nos adentramos misteriosas a los lechos mortuorios que tenía en sus cimientos. Ahí, dos ataúdes negros y viejos con nuestros nombres esperaban nuestra llegada. El de Ana tenía forro de satén morado, el mío decía Lilith con letras doradas. Al asomarnos nuestras cabezas revolotearon. Ana, casi se desmaya y en horcajadas repitió tantas veces su nombre que este se convirtió en una música exquisita. De mi garganta salían frases con palabras incoherentes, que se iban entretejiendo en un papiro viejo con simbología que no podía descifrar. Al terminar aquel dantesco espectáculo, decidimos juntar nuestro esputo. Al mezclar la música de Ana y mi papel con jeroglíficos, salió la melodía más perfecta que ningún ser haya imaginado jamás. La música recién nacida revoloteó cual mariposa en el lúgubre lugar. Nosotras abrimos la caja y la atrapamos en ella. En ese mismo sitio la enterramos y le colocamos encima las flores muertas.
Salimos del mausoleo dejando atrás nuestro secreto. Nadie nunca sabrá el lugar donde está enterrada la memoria de nuestras almas. Sólo queda el recuerdo de aquel beso apasionado que nos diéramos para sellar de nuevo aquel sepulcro y el camino de escarcha rosa que aún se percibe en aquel sendero.
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Acerca del autor
Artista multifacetica: cantante, artísta plastica, actriz, escritora, maestra de Canto
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