LA DIETA DE LA MANZANA VERDE
Rata de biblioteca, Monterrey, 1997.
Martha se encontraba al borde de la puerta del salón parroquial, seguía con la mirada el segundero de su reloj mientras que, con la otra mano mecía de un lado a otro la punta de su paraguas contra el suelo. Elena, dentro se despedía amenamente de sus compañeras Las seguidoras de María una por una, hasta que culminó con Paty, a la que tras darle unas palabras al oído le dio un fuerte abrazo, ésta, conmovida, en respuesta le apretó ambas manos en agradecimiento y Elena se dirigió hacia la salida.
—¡Ay! Una disculpa por la tardanza, comadrita, ya viste como somos todas de unidas.
Martha asintió y abrió su amplio paraguas, salieron del recinto parroquial.
Durante la caminata sobre la calle, las mujeres además de seguir la sombra que los árboles daban ni tardas ni perezosas comenzaron a platicar sobre la jornada.
—¿Y qué te pareció tu primera sesión de estudio de biblia?
—Pues todo muy bonito, comadre, no pensé que fuera a aprender tanto.
—Te lo dije cuando te invité, tan hermoso que es conocer sobre la palabra del Señor — Elena elevó sus manos hacia el cielo.
—Oye comadrita, cambiando de tema, no es por ser chismosa, pero ¿por qué la señora, que creo se llama Paty, se puso a llorar a mitad de la lectura? —preguntó Martha.
—¡Ay!, si supieras… —hizo una pausa y se llevó la mano al pecho en señal de conmoción— pues, resulta que la chamaca le salió bulímica y el otro día, hasta se andaba muriendo.
—Jesús del huerto —interrumpió Martha.
—Y no es por nada, pero pues yo pienso que la culpa es de Paty, sino ¿de quién más? Una como mamá tiene que estar bien al pendiente de los hijos. La chamaca ha de querer atención y hace eso, a mí se me hace que Paty ni la ha de cuidar y ahora sí, mucho sufrimiento.
Elena siguió con su discurso sobre Paty, su hija y la bulimia, mientras Martha asentía a todo lo que de boca de su amiga salía. Interrumpieron la plática, ya que hicieron alto en la calle Manzanares porque Elena entró a la frutería que se encuentra en la esquina. Se pasó de largo y sin saludar a la dependiente, fue a la sección de frutas con paso seguro, cogió las manzanas verdes que lucían más bonitas y las que tenían algún defecto las aventó sin escrúpulos hacia el resto. Cuando terminó su compra salió y siguió su recorrido con su amiga.
—Lo bueno es que mi Ivette es muy saludable, de un tiempo acá come muchas manzanas verdes, comadre, de seguro ha de haber visto en el TikTok alguna dieta, pero pues esta dieta sí es natural, nada de andarse metiendo los dedos a la boca.
—A ver si dejas que Ivette vaya y le de el ejemplo a aquella muchachita para que no ande de cochina. De paso le dices que me pase la receta, comadrita, yo también quiero tener cuerpazo como ella —Martha soltó una risita.
Iba Elena muy oronda hacia la puerta de su casa con kilo de manzana en mano tras despedirse de Martha, estaba ansiosa por ver al tesoro de su casa y enseñarle que ya le traía más manzanas. Abrió la puerta y escuchó música que provenía del cuarto de su hija, subió las escaleras y al llegar a la puerta de la habitación de ésta le llegó un olor extraño, se detuvo unos segundos extrañada y luego prosiguió a abrirla. Al entrar, vio a Ivette sorbiendo un orificio de una manzana, mientras que con la otra le daba con la flama de un encendedor por el otro extremo.
—¿¡Con qué esa es tu dieta de la manzana verde, hija de tu pinche madre!? —retumbó por toda la casa la voz de Elena.
La hija volteó despavorida, la manzana rodó por el suelo y de la boca de Ivette salió una densa nube de humo.
_________________________________________________
Acerca del autor
Rogelio Morales es estudiante de la carrera de Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ha formado parte de los talleres Creación Literaria (2019) y Bonito Cuento de Adobe (2020) impartidos por la Casa Universitaria del Libro. Tras la aparente cotidianeidad que enmarca su obra se esconde un tono ácido y burlesco que invita al lector a reconfigurar ideas y juicios sobre el entorno que le rodea.
Instagram: ratadebiblioteca_
Commenti