¿NO BASTA ODIAR?
Actualizado: 6 abr 2021
Melly Peraza
Esta añeja pesadumbre, a veces marea, se alarga y se ahonda frenética y destructora, se retuerce en mis entrañas como bestia delirante y obsesiva. ¿Por qué la fe ha dejado de arder en nuestro entorno? ¿Por qué los nubarrones de la desconfianza y el miedo nos asaltan a cada momento?
Alegrémonos con la asombrosa vida, con sus noches de luciérnagas y misterio. Que el dolor no sea ya el espejo negro de nuestros retornos, de la muerte de los sueños placenteros… ¡Volvamos, pues, hermanos, a una vida nueva! ¡Amémonos sin mirar sombras! Quitemos de un manotazo el agobio macilento, extenuado y rebelde de la violencia que yace arrinconada en el alma de quienes no saben amar ni entender a los que aman.
Hoy, dibujé algunos sueños, y al abrir los ojos exalté al viento, ese misterioso hálito tan análogo para todos, solidario y altivo, que igual destruye que se regala magnánimo, benevolente.
Hoy… La soledad del mundo es tan espesa, tan gris, que miramos nuestras manos sorprendidos y nos tocamos, y sentimos cosas raras, como si esos huesos mágicos no nos pertenecieran…
Y... preguntamos: ¿Alguna vez fuimos distintos? y no hay respuestas, nunca hay respuestas.
Al alba… me senté inquieta junto a la ventana, y vi al día tan cansado y lóbrego como si no hubiese dormido, y se vino la avalancha de noticias violentas, esas que se mezclan con la soledad y el abandono de los niños, de su hambre, de los ancianos, de los amores vencidos, acabados, rebeldes, de los padres y hermanos que se marchan para nunca regresar. Son sueños fatigados, deshechos por los miedos, rencores acorazados que duelen. Me incorporo y camino, transformo el ánimo al ver la sonrisa de la luna que parece gritar: ¡Sigue avanza, la vida sigue!
¡Ah!, pero, como otras veces, una irredenta terquedad me gana y hago caso omiso al astro de los poetas, y sigo con el alma magullada. Me niego a reconocer una bipolaridad tan notoria, que me inyecto una dosis de esperanza y coloco mi cuerpo frente a la realidad: mis libros, recuerdos, café y una rebanada de resignación suavizan mis quejumbres. Enseguida repito: Melly, el mundo es y siempre será, prepárate para otra larga y fraudulenta jornada…
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Acerca del autor
Soy... ¿soy? ¿quién soy realmente entre las facetas y roles que me he atrevido a vivir?
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